Al mirar las competencias de Wushu Moderno en Chile notamos la baja participación de atletas mayores de 15 años asociado a que éstos presentan regularmente rutinas de competición básicas.Un tema importante de analizar para pode proyectar el Wushu Moderno en nuestro país y que año tras año se repite sin parecer tener un punto de inflexión.
Cabe preguntarse entonces, qué ha ocurrido con el Wushu moderno en nuestro país y si realmente éste ha despegado como hemos creído en ocasiones. Si la existencia de atletas que superan la norma como Ariel Mancilla es una tendencia o es sólo un caso aislado producto de un esfuerzo personal. Ahora que la joven promesa David Bobadilla no está en el país...es pertinente preguntarse si habrán nuevos actores en la escena del Wushu Chileno o tendremos que esperar otra generación espontánea de un iluminado para que nos represente en el plano internacional. Es oportuno cuestionarse lo realizado hasta ahora, si dirigentes y profesores estamos preparados para abordar el desafío del crecimiento y despegue definitivo de nuestro deporte. Cabe preguntarse qué ha ocurrido con esa generación de entre 20 y 30 años que dejaron de entrenar, competir, que se desmotivaron, que finalmente tomaron la decisión de no seguir en el difícil camino del wushu y el deporte. Aquello que se apasionaron con el Wushu moderno en el Sudamericano del 2009 en Viña del Mar, los mismos que asistieron con tantas ansias al Panamericano del 2010 en Argentina...qué ha ocurrido con todos ellos que han desaparecido de las competencias nacionales y más aún del plano internacional...
Requerimos de un cambio de mentalidad para poder hacer los profundos cambios en la realidad a la que estamos sometidos. Ese cambio de mentalidad radica en valores inherentes a nuestro arte marcial y deporte: Trabajo, Perseverancia y la Disciplina.
Es necesario mirarnos a nosotros mismos como agentes del Wushu (sea profesor, juez, competidor, dirigente, ex atleta, etc) e identificar en qué hemos o estamos fallando y remediarlo para poder dejar un camino que las nuevas generaciones puedan recorrer con menores dificultades que nosotros. Es necesario trabajar y que el fruto del trabajo sea la mejor crítica al sistema si es que no nos parece adecuado. Es importante iniciar el cambio para llegar a los esperados resultados, que sin embargo, no llegarán a corto plazo sino que en unos cuantos años más.
Es necesario aportar desde una mirada crítica y constructiva. Crítica sabiendo que siempre es posible perfeccionar las cosas, y constructiva, lo cual implica generar ideas y aportes que tiendan al desarrollo del wushu. Para esto, debemos acabar con la mentalidad autocomplaciente y mediocre que muchas veces traemos incorporada.
Se vislumbra un futuro mejor en todo caso. El último campeonato de Wushu Junior mostró que hay niños y jóvenes que pueden ser el recambio que el Wushu Moderno requiere. Mostró que aunque pocos, existen profesores que han sabido adaptarse a la realidad actual y han fomentado el crecimiento de Wushu hasta ponerse al día con estándares internacionales de competición inclusive.
Es deber de nosotros, los más experimentados a esta altura, generar las mejores condiciones posibles para que estos pequeños competidores se transformen en la nueva generación que el Wushu Moderno Chileno requiere...una generación que persevere, que trabaje y entrene duro... una generación con disciplina y autoexigencia. Una generación que muestre a través de su desempeño el crecimiento de toda una organización detrás.
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